jueves, 15 de noviembre de 2012

De cuando Georg mira a Gustav y... por Marbius


Autora: Marbius
Fic: De cuando Georg mira a Gustav y...
Categoria: slash
Género: drama, romance, humor
Rating: M
Pairing: Georg/Gustav
Advertencias: twc, crack!, travestismo, first time
Capítulos: 18
Finalizado: Sí
Resumen: El avance de una relación, paso a paso. Un cariño acá, pasa a ser un beso, abrazo... El amor se consolida entre tanteos y tentación.


… QUIERE LLAMARLE GUSTI…
El primer pensamiento cuerdo que tuvo Georg al despertar luego de su noche de juerga solitaria, había sido que Gustav estaba en pie. Cocinando. Quizá a las siete de la madrugada, pero cocinando y fuera lo que fuera, olía delicioso. Su nariz lo decía y su estómago hambriento rugía por comprobarlo.
Girando de costado en su litera, fue que abrió un ojo perezoso y se encontró con el mismo desastre de horas antes al caer. Su desastre que invadía su espacio.
Se incorporó y con la idea de que se había comido uno de los calzoncillos sucios de Tom, se frotó el rostro con energía.
Omelet de huevo y salchichas. A eso olía.
Una suave esencia que le recordaba el manjar de los dioses que Gustav solía preparar no muy seguido, dado que terminaba siendo el desayuno no sólo de él o ellos cuatro en el mejor de los casos, sino el de quien pasase por el lugar, pues no desmerecía dotes culinarias lo que hacía con un par de huevos y un sartén.
Así que con mucho valor de su parte y toda la fuerza de voluntad de la que se hizo capaz en escasos segundos que tenía despierto y que había sido golpeado por el aroma, abrió la cortina de su litera y salió a una tibia mañana de abril.
Juraba que por fuera, en la carretera que cruzaban a velocidad considerable y específicamente en el bosquecillo verde que veían, las ardillas los pájaros y algún otro animal de la fauna disfrutaban de un clima envidiable y de una primavera anhelada, pero para él era la muerte. Bambi podía correr allá afuera si le daba la puñetera gana, pero para él, Georg con resaca horrible y una castrante sensación en las sienes, mejor era que le dieran un tiro y comieran venado los de Greenpeace.
—Oh mierda, el jodido sol –fueron sus primeras palabras.
Trastabillando con su pantalón mal desabrochado y su camiseta enredada sólo en torno a su cuello, bostezó con fuerza y se frotó el rostro con energía.
—Buenos días a ti también. –El primer show de la mañana era Gustav con espátula en mano y un delantal blanco con orlas. Estaba descalzo y tenía el aspecto sano de quien durmió ocho horas y se cepilló los dientes al despertar.
Su antitesis, si lo veía de una manera fatalista.
Ni se molestó en decir nada, pues le pareció más fácil dejarse caer en uno de los sofás y esperar con ansías el ofrecimiento que el siempre educado baterista daba cuando hacía algo, aunque sólo fuera un limón con sal.
—Hago omelet, ¿quieres? –Ahí estaba. Asintió con ganas y murmuró algo de un dolor de cabeza, unas náuseas y un horrible sonido que lo había despertado.
Gustav respondió al respecto diciendo que Tom solía roncar, que no devolviera sus tripas contra el suelo y…
—Gracias, Gus… —Murmuró en agradecimiento, cuando llegó con un par de aspirinas, un vaso de jugo de tomate rebosante y ningún regaño de su parte.
Su receta especial y reserva de todos cuando se iban de parranda. Gustav apenas los veía salir por la puerta y corría por una botella, compraba limones, sal y salsa picante. Funcionaba de maravillas y lo que era mejor, tenía un sabor que iba a la par con lo que cocinaba. Se podía tomar de puro gusto.
Bebió un largo trago y tras limpiarse la boca con el dorso de la mano, se quedó observando el trasero de Gustav.
Su trasero.
Su redondo y bien formado… Trasero. Suspiró y se censuró por ello.


No hay comentarios:

Publicar un comentario